miércoles, 18 de noviembre de 2015

Sobre cómo sobreviví al primer mes como Mamá

Rodrigo con días de nacido
En algún sitio leí que las cosas maravillosas de la vida llegan como un torbellino, repentina y súbitamente a ponerte todo en desorden y patas arriba, para luego calmarse y dejarte todo diferente en el camino, pero para mejor. Así ha sido el convertirme en Mamá. Cuando me preguntan siempre he dicho y aún mantengo que yo nunca dimensioné como cambiaría mi vida, mis relaciones, mi ser, todo mi yo con la llegada de Rodrigo. Vives el embarazo con una ilusión muy linda, te informas, lees, te documentas y las cosas pasan bastante parecidas a lo que esperas. Pero, cuando la criatura sale de la panza... no hay curso, universidad, consejo, video que nos prepare para el maravilloso caos que se aproxima, cada quien aprende desde la experiencia que le toca vivir y menos mal que es así, porque estoy segura de que si de alguna manera nos prepararan con vivencias reales de lo que se avecina al ser padres, apuesto a que más de uno, sólo por esa primera impresión, se echaría para atrás y postergaría el asunto. No quiero con esto tildar la experiencia de negativa, nada más alejado de la realidad. Para mi convertirme en mamá y estoy segura de que para Gustavo en papá, ha sido lo más hermoso que nos ha sucedido, pero como todo camino, ha tenido sus baches, huecos y tumultos, tanto en lo personal como en nuestra vida en pareja. TODO, absolutamente todo cambia con la llegada de un chipilín de 51 cms y 3.240 kilogramos. Jamás imaginé que un ser tan pequeño generara tanta revolución.

Quizás como fue una época impreganda de muchísimos cambios, es que me tardé un poco en organizar las ideas para este post, tratando de recordar esos días (hace apenas 5 meses de ello) que me iban viniendo como flashes a la memoria. Créanme que no porque no hayan sido relevantes. Creo más bien que mi cabeza se va llenando de las cosas más lindas y satisfactorias de la maternidad y va dejando a un lado aquello que, aunque duro, es necesario porque quizás te costó un poco más aprender y superar. Seguramente es por esto que muchos decidimos ser padres nuevamente, nos da amnesia de lo retador (creo que es la palabras más políticamente correcta) que es la experiencia, sólo por el hecho de que los resultados superan por millones lo que nos cuesta. 

El primer mes como mamá fue mi experiencia modo "Survivor", "Operación Robinson" o cualquiera de esos programas en donde te ponen en situaciones realmente extremas, sólo que aquí no estaba en juego dinero, sino el bienestar de Rodrigo y mi propia cordura. Hago un paréntesis aquí para decirle a todas las mamás que tuvieron cesárea que son unas duras y tienen mi admiración y respeto. Vivir lo que nos toca vivir recién paridas y además con la incomodidad y dolor de una operación es definitivamente de guerreras. 

Siguiendo con mi historia, en mi propio programa de supervivencia tuve que pasar por varias pruebas. Me inicié obviamente con el no poder dormir. Sí, eso me lo repitieron hasta el cansancio: "duerme porque después no volverás a dormir". Mi debut maternal fue con 24 horas corridas despierta. Si recuerdan, rompí fuente a final de la tarde, Rodri nació a la 1:15 a.m. y se imaginarán que fue la felicidad la me mantuvo despierta hasta las 4:00 pm. Mi última siesta había sido hasta las 03:30 p.m. del día anterior. Sin duda, de haber sabido que al día siguiente el bebé estaría fuera de la panza, hubiese dormido bastante más. Luego de eso, mis episodios de sueño se redujeron a períodos de 3 horas, no más de eso, porque el bebé debía comer, además que más nunca fue el mismo sueño... de uno profundo y reparador, pasó a ser lo que bauticé como un "sueño vigil" en donde al más mínimo ruido, susurro, movimiento, te despiertas.  Hoy las mamás con mayor experiencia me dicen que recuperaré mi sueño maravilloso cuando Rodri sea adulto... Siendo así doy gracias por haber disfrutado mis primeros 31 años de sueño placentero. Mientras tanto, puedo decir que el cuerpo sabiamente se ajusta a las cosas nuevas de la vida.

La siguiente prueba consistió en tratar de mantenerme consciente del tiempo y del espacio. El nivel de desborde y de abollamiento era tal que en algún punto no tenía idea de si era de día o de noche y ni esperar que pudiera decir qué fecha o día de la semana era... La sensación era la de estar como autómata en la vida, como un robot, tratando de seguir una rutina, para más o menos llevar un día medianamente organizado. Ni hablar del lujo de bañarse, acicalarse, arreglarse, peinarse o, si quiera, cepillarse los dientes. Creo que fueron al menos dos días seguidos en donde no pude bañarme, ni contar con quitarme la pijama. En este punto me pregunté cómo pueden hacernos creer que cuando nazca tu bebé vas a lucir como las mamás de los comerciales de televisión o de productos infantiles?. Las mamás de verdad (especialmente las primerizas), recién dadas a luz somos despeinadas, desarregladas, ojerosas, con cara de no haber dormido en días, somos unas "Mombies" (el término lo tomé de una publicación que circula en redes sociales)... admiro a aquellas mamis que pueden sacar un tiempito y medio acomodarse... yo genuinamente no logré hacerlo, salvo contadas ocasiones por compromisos sociales... de resto, parecía Escarlata en su mejor época (para quienes no conozcan el personaje googleen "Perolito y Escarlata"). Creo que si las empresas mostraran en sus publicidades a las "real moms" en estas condiciones... las ventas seguramente se incrementarían.

Aprender a amamantar a libre demanda a Rodrigo fue, sin duda, una de las más extremas, tan extrema, que se merece un post aparte que les compartiré más adelante. Aunque nosotras creemos que por nuestra misma condición mamífera, por nuestro instinto, apenas tengamos al bebé en brazos vamos a amamantarlo sin problemas y va a ser una de las experiencias más sublimes de la vida, lo cierto es que el asunto es un poco más complicado y, para llegar a eso que nos imaginamos, hay varias cosas que aprender y entender, pero sobre todo, estar plenamente convencida de que esto es lo que quieres ofrecerle a tu hij@. Sólo de esta determinación sacas la confianza en la capacidad de tu propio cuerpo, las fuerzas y la energía necesaria para hacerlo y a libre demanda, sin horarios, sin cantidades, sólo guiándote por lo que te va diciendo el bebé. En mi caso, no tuve problemas con la producción, más sí con la técnica del agarre (sí, existe una técnica para poder amamantar correctamente y que no duela). Hubo lágrimas, desesperación, muchísima frustración... pero con el apoyo necesario, como les dije, la propia convicción y la asesoría adecuada, aprendimos a manejarlo y fluyó. 

La de entender el llanto de Rodri también estuvo interesante. Era un bebé llorón (no podía ser de otra manera si sólo así se comunican ellos no?). Cambiarle los pañales, bañarlo, ponerlo en la cuna o moisés, el hambre, el frío, el calor, los gases... muchas cosas hacían llorar a mi pobre principito. Cuando no duermes bien y te das cuenta que no tienes tiempo ni para mirarte en el espejo o comer por tus propios medios, escuchar el llanto de tu hijo y no saber por qué lo hace es simplemente abrumador, al punto de que lloraba también con él, además sintiéndome la peor mamá del mundo (para serles honesta perdí la cuenta de cuántas veces me sentí así ese primer mes). En este punto fue clave poder contar con el apoyo de Gus, quien aunque estaba tan neófito en el asunto como yo, podía ver las cosas desde otra perspectiva y hacerlas distinto a como yo las venía haciendo, obteniendo muchas veces resultados positivos con el bebé. Recuerdo que en la primera semana, en uno de estos momentos de crisis al verme al borde de la desesperación, me invitó a hacer mercado. Nunca pensé que ir a hacer mercado me haría tan feliz, me sentía en Disney, sólo por el hecho de despejar la mente, ver otra cosa, de algún modo sentir que hacía algo en donde me sentía segura de lo que hacía, porque sí, cuando eres mamá primeriza eres un bulto de inseguridades y miedos con piernas y pies. La primera vez que sostienes a esa cosita mínima vives muchas emociones al mismo tiempo, pero sobresalen especialmente dos: el amor infinito, como nunca antes lo habías conocido... como no sabías que tenías capacidad de sentir... como no te imaginabas y no te prepararon que ibas a conocer, seguido de un profundo miedo de "más o menos ahora qué hago", ya la criatura está fuera de la panza y ahora sí hay que atenderla, ya no es la molestia de tener que dormir de lado porque el barrigón no te dejaba respirar o las múltiples veces que tuviste que pararte (a veces correr) al baño para que tu vejiga no te jugara una mala pasada... ahora está en vivo y directo pidiéndote sólo a ti mami que lo cuides y lo protejas del mundo totalmente desconocido a donde acaba de llegar, una responsabilidad muy grande para cualquier ser humano. Les confieso que durante este primer mes algunas veces pensé que me devolvieran a Rodri un ratico más para la panza para tener un tiempito para descansar... Un tiempito más para mi... 

Esto me lleva a compartirles la prueba más dificil que transité y aún transito, la de la entrega total y plena a este nuevo ser. Cuando te conviertes en Mamá mutas, te transformas, te renuevas, te desdoblas, te redefines, renaces, te conviertes en otra persona, en un antes y un después. Este proceso va acompañado de un tanque de emociones y hormonas que muchas veces nadie sabe explicar y mucho menos manejar. Sin embargo, algo que permanece inalterado es la necesidad imperiosa de que toda "tú" te dediques con todo tu ser y tu alma a tu hijo, lo cual te lleva a hacer cosas que jamás pensaste que serías capaz de hacer, de sobrellevar, de superar... esquemas, paradigmas, nociones, creencias, ideas de cómo "debe" ser la forma de criarlo se van a la basura y "salen" formas propias con sólo escuchar lo que tu cuerpo materno ahora te dice muy sabiamente. Creo que de esto se trata el "instinto materno" de la conexión con nuestra naturaleza más primitiva que activa los mecanismos básicos de protección para la supervivencia del bebé. Muchas veces las cosas que este instinto te impulsa a hacer van en contra de lo "tradicional" y te encuentras además en conflicto con tu entorno, lo cual ligado a la bomba emocional que eres en este momento, decanta en conflictos, malentendidos, confusión. Es un momento bien dificil para nosotras las mamás. Ahora entiendo por qué le dicen a este período "Puerperio" sólo lo complicado y raro del nombre debería darnos luces de lo que se vive en ese momento.

Pero como les asomé al principio, no es sólo a mamá a quien le cambia la vida, a papá también. En nuestro caso, como estoy segura que en muchos otros, mi atención desde entonces se centró en Rodrigo quedando Gustavo y nuestra vida en pareja totalmente desplazada. Es un proceso normal, esperable, pero dificil para ambos. No en vano dicen que la prueba más dura cuando se tienen hijos es que el matrimonio de papá y mamá perdure. No es fácil y hasta que no lo vives en carne propia no puedes empatizar tanto con el uno como con el otro, porque las necesidades de ambos son totalmente legítimas y valederas. Es cuestión de mucha paciencia, de superar inmadureces ambas partes y sobre todo, de recordarse mutuamente para qué fue que decidieron traer al mundo a un bebé. En mi caso, Gus me ha tenido mucha paciencia... Y yo también a él. Hemos madurado juntos en este transitar y aunque aún queda tela que cortar, estoy feliz y agradecida por ir de la mano con él en este camino de la vida.

Que ¿Cómo sobreviví al primer mes de Rodrigo? La verdad creo que mucho tuvo que ver el estar rodeada de gente que te quiere y que te sirve de apoyo incondicional. Hay algunas en especial que voy a mencionar. Como ya les dije, Gus por tener la habilidad y la capacidad de atajarme cuando estoy cayendo o a punto de tirar la toalla... Siempre permanecerán en mi memoria tus abrazos en mis momentos desesperación y tus palabras de ánimo repitiéndome que Rodri tiene a la mejor mamá del mundo. La paciencia y el encargarse de las cosas de la casa y de Fito y Kia por parte de mi Mamá y mi hermano por el tiempo que me acompañaron ese primer mes, así como por las múltiples conversaciones con Mamá en momentos críticos, los trasnochos que pasamos juntas, el encargarse de las sorpresas de Rodrigo para que yo descansara un poquito. Mi suegra por todas las veces que con todo el amor del mundo y a pesar del cansancio de la semana, nos visitó para acompañarnos, dejarnos algo de comer o  traernos comida, y por siempre estar dispuesta a ayudarnos en los que necesitáramos, sin importar hora o día. Al grupo de Mamás por whatsapp, no saben lo tranquilizador y reconfortante que fue saber que no era la única primeriza llena de miedos y temores, tenerlas como apoyo o simplemente leerlas aprendiendo de las experiencias de otras me ayudó a sobrellevar y manejar muchas dudas (a ustedes también les dedicaré una entrega especial en un próximo post). 

Cierro esta entrada compartiéndoles un video que me encantó desde que lo vi. De las mejores recopilaciones de recomendaciones que podemos escuchar quienes serán o ya somos papás por primera vez, aunque, como ya les advertí, nadie nos prepara para esto, especialmente para la número 1. Espero que lo disfruten.